Fuente: 20 minutos
Los neumáticos son el único elemento de nuestro vehículo que se encuentra en contacto con el suelo o con la carretera, por lo que es imprescindible prestarle mucha atención a su estado para evitar problemas o sustos en carretera.
La sustitución debe realizarse siempre antes de los 40.000 kilómetros o cuando se haya alcanzado el testigo que avisa del desgaste de la banda de rodadura. Este testigo indica si se el dibujo es inferior a 1.6 milímetros, medida que puede verificarse mediante una moneda de euro situada en el surco siempre que el aro dorado no quede alojado dentro de la goma de la rueda.
Pese a conocer todos estas advertencias, un 46% de los conductores españoles cambian los neumáticos a partir de los 50.000 kilómetros, una cifra excesiva que no garantiza el perfecto estado de los mismos y un comportamiento apropiado en las situaciones más exigentes.
Es probable que el desgaste de las cuatro ruedas no sea igual en todos los neumáticos, pero como hay que sustituirlos siempre de dos en dos (las del mismo eje a la vez), conviene saber dónde colocar las nuevas y dónde las gastadas para optimizar el comportamiento del vehículo.
Tanto si nuestro coche es de tracción trasera como tracción delantera o total, está comprobado que ante una posible pérdida de adherencia lo recomendable es tener las ruedas nuevas en el eje trasero, ya que sobre el delantero podemos actuar con la dirección y corregir el problema, mientras que sobre el eje trasero necesitamos la máxima respuesta por parte de las gomas.